Metodología Waldorf

noviembre 11, 2018

La elección de un entorno educativo que llene las expectativas que tenemos para nuestros hijos es una de las decisiones más importantes que debemos de tomar como padres. Los preescolares difieren principalmente en términos de orientación pedagógica o concepto. Uno de estos conceptos es la pedagogía Waldorf. La pedagogía Waldorf respeta el ritmo evolutivo de cada niño, su individualidad, sus capacidades y sus necesidades. La metodología está compuesta por ritmos que establecen un equilibrio saludable de experiencias en el día a día, entre concentración y relajación, trabajo mental y práctico, movimiento y reposo, escuchar y participar, observar y hacer.

Los ritmos en sí fortalecen el pensamiento, el sentimiento y la voluntad en los niños. Un ritmo diario estructurado les proporciona seguridad y promueve un desarrollo saludable. Los ritmos crean estabilidad, vitalidad y fortaleza en los niños. Los ritmos son diarios, semanales, mensuales y anuales. El ritmo diario fortalece directamente el centro del niño.  Es el ritmo del tiempo inmediato, el día a día. Se organizan las jornadas diarias de los niños de manera que se repite la misma secuencia de actividades para transmitirle la seguridad y confianza que le permita poco a poco ubicarse en el tiempo.

El ritmo semanal implica que cada día de la semana se realiza una actividad diferente, una labor principal. La importancia de establecer dentro del ritmo semanal, una tarea diaria diferente, dará por su propia naturaleza el sentido de orden al niño. Estas actividades son por lo general actividades artísticas con un sentido práctico y bello, por el cual se estimula la creatividad de los niños. Ellos tienen la posibilidad de vivir y experimentar con todos sus sentidos y así desarrollar destrezas y fortalecer su motricidad. Estas actividades se practican en diferente forma cada día de la semana  para  lograr despertar en los niños la sensibilidad artística en un trabajo regulado, haciendo posible la fortificación de la voluntad.

Otros elementos de la metodología que aportan al desarrollo saludable del niño, son la ronda y el cuento. La ronda está compuesta por canciones, versos, rimas y juegos de dedos inspirados en la estación del año  y es una herramienta importante para desarrollar el lenguaje, la motricidad, el pensamiento y la creatividad. Por medio de sonidos y movimiento se va conectando el cuerpo, el corazón y la mente. Cada tres semanas se introduce una ronda nueva. Los cuentos tienen el gran valor de aportar por medio de imágenes beneficios positivos para el desarrollo de los niños. Albert Einstein lo dice en su famosa frase: “Si quieres que tus hijos sean inteligentes, lée­les cuen­tos de hadas. Si quieres que sean más inteligentes, lée­les más cuen­tos de hadas.”

Los cuentos ayudan a desarrollar el lenguaje, entender conceptos complejos, fomentan la imaginación y la concentración. Se cuenta una sola historia durante un tiempo de tres semanas envuelta de canciones que la introducen y la despiden. La repetición es importante, les permite comprender mejor las historias, interiorizar e ir atendiendo día a día a aspectos más profundos. Los cuentos y rondas van acorde a la estación del año, lo cual los ayuda a entender el paso del tiempo, las festividades, cambios y procesos que se dan en el año.

El aprendizaje de los niños en los primeros años de vida se da a través de la imitación y la repetición. Desde su nacimiento, el niño es curioso, atento, y como una pequeña esponja, absorbe todo lo que observa en su entorno. Los niños están en constante aprendizaje sin realmente notarlo. Es por esto que el curriculum Waldorf para preescolares es basado en la experiencia y el juego. El juego libre es importante en el ritmo diario ya que en el juego se puede imitar lo que el niño experimenta en su entorno inmediato. Los adultos que nos encontramos rodeados de niños pequeños tenemos la responsabilidad de crear un entorno que brinde día a día oportunidades para la imitación significativa y el juego creativo. La creatividad, la individualidad y la personalidad se promueven por medio del juego libre tanto dentro como fuera del aula.

Los juguetes que el método Waldorf utiliza están hechos de materiales naturales como lana, seda, madera y fieltro. Cada material que se encuentra en las aulas es seleccionado cuidadosamente para ofrecer un sinfín de posibilidades de uso y puedan ser transformados por la imaginación del niño. Los juguetes hechos de materiales naturales, con colores ricos, cuidadosamente  elaborados  a mano, son atractivos y contribuyen al bienestar del niño. Rudolf Steiner, el fundador de la educación Waldorf, sugirió que los juguetes no deberían de  tener formas específicas para estimular la imaginación de los niños. ¿Qué significa esto? Los juguetes Waldorf son a menudo simples, sin muchos detalles, pero increíblemente bellos. Las características faciales de los muñecos se hacen intencionalmente simples, lo que ayuda a despertar la imaginación del niño. Dependiendo del estado de ánimo del niño, la muñeca puede estar feliz, triste o incluso enojada. Las expresiones sutiles dejan al niño libre para expresar cualquier emoción que en ese momento esté presente en él.

La primera escuela Waldorf se abrió en Stuttgart en 1919 y el primer preescolar Waldorf fue incorporado en 1926. En la actualidad existen mundialmente 1,857 preescolares Waldorf en más de 70 países. La pedagogía Waldorf se enfoca  en una educación integral y personalizada donde lo más importante siempre será el niño y sus necesidades.

Este artículo fue escrito por mi y publicado en la revista Edutopía Guatemala, una herramienta educativa.  Puedes leerlo también en la edición Numero 7 de Revista Edutopía.

  

 

 

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